Mucho ha cambiado el país norteafricano, a mejor, en los últimos 30 años. Muchas mas carreteras asfaltadas, mejores servicios, gasolineras, hoteles… El desarrollo ha sido explosivo en el último lustro. Esto no quiere decir que haya perdido su esencia, el carácter hospitalario y amable de sus gentes, es más, como el turismo se ha volcado con Marruecos sus habitantes y autoridades valoran y promueven el encuentro con los viajeros. Los paisajes siguen siendo espectaculares y maravillosos, un lugar donde puedes disfrutar del desierto del Sahara y de las montañas del Atlas, de pueblos mágicos y ciudades inolvidables.
Eso en cuanto al país, pero el PuntApunta es mucho más que recorrer una región. Los centenares de motociclistas que ya conocen como funcionan estas actividades en el PuntApunta que se celebra en la península Ibérica, saben que hay mucho de grupo y recorridos magníficos, pero sólo los que han estado en el PuntApunta GS saben que, además, el espíritu GS es algo excepcional.
Difícilmente por cuestiones de logística y organización el PuntApunta GS podrá acoger a tantos inscritos como tiene el PaP en España. En esta ocasión fuimos 45 las motos. Un número suficientemente grande como para que se hagan subgrupos y poder rodar en compañía de amigos más cercanos todo el viaje y compartir con todos los participantes algunos tramos. Pero lo mejor fue que a mitad de viaje ya todos éramos un grupo consolidado. La llegada al BMW Camp en el sur de Erg Chebbi, la cadena de dunas de Merzouga, puso a prueba este aspecto y el espíritu GS se impuso con rotundidad. Los mas expertos ayudando a los menos avezados en la arena, todos empujando, ayudando, colaborando como un equipo. Asombroso cuando el grupo es tan numeroso, pero real. En verdad me quede impresionado. Quizás sea por el contagio de las hospitalarias gentes del desierto, quizás por la organización excelente que supo transmitir estos valores, quizás por el amor de marca y modelo, quizás por… ¡Que mas da! Es una suma de todo lo que hizo de este viaje algo único.
Un recorrido espectacular y variado, aunque yo, en futuras ediciones, le incluiría también alguna de las ciudades que son parte importante de Marruecos y tienen mucho que aportar al viaje. Lugares como Fez, Chefchouen Marrakech, Meknes, deberían sumar sus encantos a esta ruta. Una hostelería ideal y sobre todo un equipo de organización magnifico que consiguió ofrecer a todos mucho más de lo que imaginábamos antes de cruzar el estrecho.
Pero aun con todo y como decía antes, lo mejor fueron los participantes, que al final de la ruta, la última noche (recordemos que en cualquier aventura ‘hasta el rabo todo es toro’) demostraron su espíritu GS ante una situación inesperada.
Cuando el buque de Transmediterránea cerró sus puertas y zarpo de Nador sin más explicaciones, dejando todas las motos en tierra y todos los miembros de la organización y sus vehículos a bordo, excepto el camión de Toni y Jony el mecánico, fue cuando se demostró la valía de este gran grupo. Con Toni y Borja (Marketing BMW) a la cabeza, todos se ‘pusieron las pilas’ para con orden y eficacia volver a reimportar las motos en Marruecos, anular el sello de salida de los pasaportes de cada uno, cambiar los billetes para un próximo barco, entrar en Melilla sacando las motos y volviendo a sellar pasaportes y encontrar hotel para 45 personas en la ciudad española, y todo entre la 1:30 y las 4:00 horas de la madrugada. Todo un récord que sólo es posible gracias a la camaradería y colaboración de todos los participantes. Todo un ejemplo del ‘Espíritu GS’.
Fue un placer rodar con todos y cada uno de vosotros en este PuntApunta que sin duda marcará una época. Si estabas dudando en hacerlo te recomiendo que para la próxima edición estés atento a la apertura de inscripciones. Creo que la mayoría de los que estuvieron en esta ruta querrán repetir y sus amigos y los amigos de sus amigos y difícilmente habrá plazas para todos. Es un viaje que tiene todos los argumentos para convertirse en una aventura clásica sobre nuestras queridas GS.